Lo "Luchó" y lo ganó

Fue un partido muy raro, porque ninguno de los dos jugó bien. En la intimidad de los entrenadores son esa clase de partidos que queda más en el saldo deudor que en la columna del haber. Y ganar no jugando bien es un mérito doble. Porque se llega al puerto que todos desean por el camino menos querido. Peñarol tuvo esa virtud. Lo pusieron incómodo y luego hizo todo para incomodarse a sí mismo, sin embargo supo reinventarse y terminó llevándose los dos puntos de Bahía.

El local tuvo otra vez las ausencias claves de Diego Gerbaudo y Julio Mázzaro, base y escolta titular, que no se hicieron notar hasta el cierre del juego, donde otra vez, la juventud del personal que dispone Sebastián Ginóbili termina transformándose en una cruz, lo que por largos ratos es un beneficio.

Es que todo ese caudal de desenfado y explosión que propone Bahía para llevar el partido no tiene cambio alguno a la hora de cerrar el juego y proponer pensarlo más que jugarlo. Es parte de un proceso que Bahía lo está pagando con derrotas.

El primer cuarto fue del local donde desde el vamos (Y por más de 25 minutos) impuso el ritmo y el destino del partido. Como suele pasar solo Ariel Eslava se animó a jugar de espaldas al canasto, mano a mano desafiando a Leiva. El duelo de pivotes salió empatado por falta de puntería. Cuando llegó Cantón a la cancha, ya Bahía pierde su fisonomía porque el pivote suplente juega 99% de frente al canasto (incluso terminó tomando cinco triple y un solo doble en todo el partido).

En esas guerras iniciales, Peñarol tuvo, entre tantos problemas, uno que hasta este partido no había tenido: la acumulación de faltas de Leo Gutiérrez que sumó tres en el primer cuarto. En líneas generales el equipo marplatense careció de juego asociado y empezó a forzar sus situaciones ofensivas en el uno contra uno. Peñarol básicamente pudo impedir que el rival se escape por tres triples (Sahdi, Fisher y Leo).

Para el segundo cuarto Bahía con la rotación del banco no cambió su idea original. Siguió dominando con su juego que dentro de todas sus posibilidades siempre trabajó en el pase y el rompimiento con pase. No obstante es imprescindible decir que no fue un buen primer tiempo de Bahía Basket, por el contrario, fue un equipo que equivocó más los caminos que los aciertos que mostró. Y con poco sacó 9 puntos (34-25). Esta sentencia habla directamente de Peñarol, si el local no jugaba bien y ganaba por 9, la visita ¿cómo jugaba?. Dura respuesta, pero posiblemente fueron los peores 20 minutos del torneo para Peñarol.

La aparición en el goleo de Alejandro Diez y Boccia permitieron que el resultado del primer tiempo no sea tan duro para Peñarol (35-32). Ambos en completa deuda, para con el juego y para con sí mismo.

Para destacar los 6 minutos excepcionales que jugó Martín Fernández (alero, 1.93 mts 17 años), lamentablemente la página oficial le acredita solo 59 segundos pero sus minutos en cancha fueron en defensa y en ataque para darle un aventaja a su equipo.

Para el segundo tiempo el entrenador Fernando Rivero buscó volver a los orígenes pero estaba visto que Peñarol con su plan “A” no iba a ningún lado. Forrest Ray Fisher después de manifestar en su cuenta de Twitter esta semana que estaba a pleno y que había “regresado” cumplió otra tarea decepcionante, pero paradójicamente esta situación ha potenciado la permanencia de Massarelli en cancha.

Y Luciano le está ganando a “Lucho”. Vale decir, el pibe va de a poco reencontrándose con su mejor juego, también va creciendo para leer las situaciones ofensivas que se presentan. Tiene su costado flaco en la defensa, pero sabe que el equipo lo apoya y toma esa responsabilidad.

La remontada de Peñarol en el tercer cuarto tiene mucho que ver con Massarelli, con Alejandro Diez, con Giorgetti, con Gabriel Fernández. Bahía sin ser nada extraordinario estaba apabullando al campeón (52-37) a falta de 2 minutos para tercer el tercer parcial. Y ya hemos dicho que no fue un buen juego del local.

Sucede que cuando le tocó pensar, Whelan dio otro ejemplo que aún no sabe hacerlo. Tiene una sola velocidad: a fondo. Y para ser base es un pecado. Es talentoso, pero su tiempo de maduración exige algunas reglas que debe cumplir y eso significa equivocarse. Sin Gerbaudo, la responsabilidad de cierre recae en Whelan y esto será importante para el futuro.

Peñarol tuvo como máxima virtud el deseo de ganar. Eso es irrenunciable para el equipo de Rivero. Salió a presionar todo el campo y forzó las pérdidas de balón del local. Lo descontroló y lo sacó de eje.

Para el cuarto final, con el impulso del cierre del tercer cuarto, Peñarol pasó al frente manteniendo la intensidad y el ritmo defensivo con su armada suplente. Así aprovechó los errores de Bahía que fue lentamente apagándose en su propia frustración.

Cuando el parcial se hizo excesivamente largo (4-23 en 7 minutos) y Peñarol pasó a ganar 56-60 (cuando había estado en desventaja por 15) Sebastián Ginóbili pidió minuto y le quitó a sus jugadores con mucha inteligencia la presión del resultado, solo buscó retornar a la fuentes. Esta situación liberó un poco la situación de cierre de los jóvenes jugadores de Bahía que estando en desventaja de 10 (58-68) salieron a buscar el milagro de la recuperación.

Para Rivero no fue importante volver a insertar en la estructura a Leiva y Leo Gutiérrez que vieron casi todo el segundo tiempo desde el banco. No obstante el cierre a Peñarol se le hizo cuesta arriba, para completar un partido raro y desparejo. Con la aparición de Byró y Redivo, Bahía descontó y se puso a tres puntos a falta de 11 segundos.

Peñarol tomó la decisión de no cortar con falta la última jugada y lo pagó con un triple convertido de Rasio, que empató el partido en 74 y mandó el juego a suplementario. Pero para el segmento complementario, el local perdió progresivamente a Redivo y Whelan sabiendo que el equipo ya tenía sus ausencias, se le hizo imposible seguir el ritmo de un Peñarol más entero. Masarelli volvió a ser importante y le dio los puntos necesarios al milrayitas para tomar una luz de 5 y manejar el cierre. Finalmente fue victoria visitante, sufrida, trabajada y dentro de un partido muy irregular pero la premisa de ganar se cumplió. Para el local queda la sensación final de haber hecho un juego pleno de voluntad, a pesar de sus ausencias y sus propias impericias, la victoria estuvo cerca.

Síntesis:
Bahía Basket (79): Gastón Whelan 11, Matías Nocedal 12, Lucio Redivo 13, Lisandro Rasio 15 y Ariel Eslava 2(FI), John Thomas 2, Máximo Fjellerup 6, Martín Fernández 3, Mariano Byró 13, Omar Cantón 2. DT: Sebastián Ginóbili.

Peñarol (84): Fabián Sahdi 13, Forrest Fisher 5, Adrián Boccia 11, Leonardo Gutiérrez 3 y Martín Leiva 3(FI), Alejandro Konsztadt 6, Alejandro Diez 14, Luciano Massarelli 15, Franco Giorgetti 7. DT: Fernando Rivero.

Parciales: (19-16), (35-32), (52-44), (74-74) y (79-84 suplementario).
Árbitros: Alejandro Chiti y Julio Dinamarca.
Estadio: Osvaldo Casanova.

Fotos: prensa Bahía Basket.

Pablo Tosal
@pablotosal