Los parches no son una solución

Una ciudad agobiada por 96 horas seguidas de lluvia y humedad plena dejaron al descubierto que hay un largo trecho entre lo que se pretende y la realidad en cuánto a infraestructura en la Liga Nacional.

Los problemas estructurales de Sionista son los problemas estructurales de la Asociación de Clubes. Podría ponerse el foco en el Moises Flesler pero sería corregir un cáncer con una aspirina.

La Liga Nacional hace solo dos años que es pensada como un espectáculo que pertenece a la industria del entretenimiento. Al menos por los dirigentes que toman medidas. Mientras tanto siempre fue una competencia deportiva para el crecimiento de jugadores, entrenadores y el básquetbol en general. Es buenos señalarlo por que ese concepto es el origen. Y dicen que el principio es la mitad de todo.

Por lo tanto, mientras se establecen nuevas pautas de calendario, fichas para el armado de los planteles, reglas al mercado de pases, hay discusiones de fondo que no se están dando, por ejemplo: que clase de infraestructura se merece la Liga que queremos.

Si se tratara solamente de que un partido no se suspenda por humedad alcanza con poner el aire acondicionado en el estadio de Sionista, pero eso no haría que el Moises Flesler deje de ser el gimnasio que es, y que siga siendo un lugar donde no debería haber competencia profesional de básquetbol. Lograríamos, eso si, que gracias al aire no se suspendan partidos por la humedad.

Lo curioso es que poco se señala que instituciones patricias de nuestra competencia, que han levantando el nivel competitivo de nuestra liga, en 30-35 años han gastado entre 20 y 30 millones de dólares quefueron a los salarios de jugadores, cuerpo técnico, gasto operativo y que en la actualidad no cuentan no sólo con aire acondicionado, tampoco con un estadio propio, ni centros de reclutamientos, ni 10 departamentos propios, por solo citar algunas de las cosas que no tienen.

Ha sido muy generosa la Liga en muchos aspectos, fundamentalmente los deportivos, pero muy mezquina a la hora de pensar en el espectáculo como parte de la industria del entretenimiento. Y ya es hora que los dirigentes, principales responsable de las cosas que han pasado, pasan y pasarán, dejen de mirar para otro lado y asuman qué liga quieren jugar con respecto a la infraestructura.

No se trata de poner aire acondicionado en el estadio de Sionista, se trata de ser eficaces para salir del Moises Flesler y desarrollar un plan para estadio único en Paraná, acorde para el 2016 y con comodidades multieventos. No será patrimonio de Sionista (ni de Echagüe) tampoco de los clubes de Paraná, ni de la AdC, pero con alianzas de las intendencias, gobernaciones, la Nación y el sector privado se puede. Tampoco estamos hablando de un estadio NBA, no hay nada más burdo que esa comparación, sino de un estadio de 5000 asientos, moderno con comodidades para el espectador.

La Liga no será mas moderna ni mejor por dejar de reprogramar un partido suspendido por humedad en virtud de tener aire acondicionado en el Moises Flesler. Todas saben que no tiene categoría de estadio, solo de gimnasio y no debe formar parte del proyecto de crecimiento de la Liga. Como tampoco lo son el gimnasio de Boca, de Quilmes, de Gimnasia de Comodoro, de Atenas, de Instituto y siguen las firmas. Es más fácil poner los estadios que si valen la pena que los que no están dentro de una planificación seria y responsable de futuro.

El Centro Juventud Sionista es posiblemente uno de las cinco mejores organizaciones profesionales de la Liga. Ha invertido en muchos aspectos para darle a la competencia uno de sus mejores socios, y no debe ser condenatorio su estadio, por eso la responsabilidad es de la AdC, su visión de futuro y la pasos a seguir. Lamentablemente a veces la obligatoriedad es el único camino que aceptan los clubes pero no pueden estar solos en el pedido de mejorar infraestructura, porque literalmente es imposible.

¿Vale la pena poner parches mientras se avanza a una solución estructural? Tal vez no. No se puede perder más tiempo, acá hay un espectáculo que no da más de haber quedado detenido en el tiempo. Dos años son insuficientes para resolverlo todo.

Seguramente habrá voces de disconformidad, se han tocado intereses y eso siempre molesta. Con los descensos no se rompió el costado deportivo de la Liga, sino que se fue a romper el manejo de algunos sobre la competencia. Y hoy se habla y se analiza todo.

Como se recordará los dichos fueron muchos y es sabido que ante una toma de decisiones siempre habrá una voz disidente: "No había buenos jugadores porque estaban cerrados los descensos" y cuando se abrió el descenso volvieron los jugadores "pero 20 clubes es mucho y no habrá competitividad" Ahora que la liga es pareja lo que la iguala es "que son muchos partidos". Y siempre se recordará que se dijo que "no iba a haber cantidad de jugadores" pero hoy "necesitamos más fichas". Y así podríamos seguir.

Los dirigentes se involucran en todo este show mediático (que tiene que existir y es comida de todos los días) pero las decisiones de cambiar la competencia y mejorarla no se puede tomar por un estado de emoción, sino de reflexión y hay que prescindir de los humores de los dirigentes afectados de turno.

La inversión sobre infraestructura debe ser obligatoria. Y desde allí para abajo pensar en que cantidad de fichas, que calendario, que color de camiseta, que mascota, etcétera.

Pablo Tosal
@pablotosal